Desde
mediados de los cincuentas la segregación racial se volvió intolerable por una
serie de causas, tanto internas como externas. Desde el punto de vista interno,
millones de negros habían emigrado del sur a las ciudades del norte durante y
después de la Segunda Guerra Mundial.
Ese fenómeno migratorio urbanizó y modernizó, a un sector muy grande de
la población negra que en el sur había vivido en el aislamiento de la vida
rural. Lo cual aumentó su conciencia política. Miles de afroamericanos, habían
participado en una guerra que se combatía en nombre de la democracia, en Europa
y el Pacífico, para que los prisioneros de guerra alemanes fueran mejor
tratados que los soldados norteamericanos negros, quienes al regresar muertos a
Estados Unidos no podían encontrar siquiera un pedazo de tierra en los
cementerios.
Desde
el punto de vista internacional, muchas colonias europeas de África habían
obtenido su independencia y diversas luchas nacionalistas y revolucionarias se
libraban en distintos países del Tercer Mundo, lo cual era un ejemplo para la
población afroamericana y una vergüenza para el gobierno estadounidense, que ya
no podía eludir la enorme brecha que existía entre sus ideales igualitarios y
la realidad terrible de la segregación racial.
La
lucha por la defensa de los derechos de los afroamericanos fue encabezada por
Martin Luther King. Para King, la resistencia no violenta era "el único
método moral y prácticamente válido abierto a los oprimidos en su lucha por la
libertad". En
1955, Rosa Parks se negó a cederle su asiento en un autobús a un hombre blanco
en la ciudad de Montgomery, Alabama. A partir del encarcelamiento de Rosa
Parks, King encabezó un boicot al transporte que desencadenó el movimiento por
los derechos civiles en su fase de movimiento social.
Durante
los primeros años de la década de los sesentas, la televisión desempeñó un
papel decisivo al llevar a los hogares estadounidenses una realidad de la cual
sabían pero que habían ignorado deliberadamente. Las escenas del odio racial,
los epítetos de adultos blancos contra niños que marchaban a la escuela
resguardados por la guardia nacional, la policía reprimiendo con perros, agua y
bombas lacrimógenas o golpeando a los manifestantes pacíficos fueron escenas
que conmovieron a la opinión pública y llevaron a ciertos grupos liberales
blancos, en el norte y el oeste (entre los que se contaban religiosos,
estudiantes, activistas, hombres y mujeres, judíos, protestantes y católicos),
a unirse al movimiento en su momento de mayor apoyo por parte de la opinión
pública blanca.
En
1964 como resultado tanto del movimiento por los derechos civiles, el Congreso
finalmente aprobó la Ley de los Derechos Civiles, que prohibió la segregación
en los lugares públicos y la discriminación en el empleo y la educación, la
aprobación de la ley no acabó con el racismo y la discriminación; sólo creó un
importante instrumento para combatirlos. No obstante, los logros legales e
institucionales del movimiento por los derechos civiles, desde 1967 la
violencia se extendió por los guettos de las grandes ciudades, que fueron
literalmente abrasados por las llamas, particularmente después del asesinato de
Martin Luther King, ocurrido en 1968.
A pesar de la violencia con la que termina el movimiento por los derechos civiles, no hay duda de que se trató del movimiento social más importante de la segunda mitad del siglo xx y que puso en cuestión lo que Estados Unidos significa como nación. Desde el punto de vista legal e institucional, su herencia más significativa son las leyes de los derechos civiles y los programas de acción afirmativa, que acabaron con la base legal de la segregación racial y la exclusión política. Eso significó un indudable progreso: la. reacción de una clase media negra, una participación en puestos de elección popular sin precedentes y la apertura de grandes oportunidades educativas y de empleo para millones de personas. Desde el punto de vista social también dio lugar a una mayor tolerancia y a la armonía racial entre muchos grupos, incluso en el sur de los Estados Unidos.
A pesar de la violencia con la que termina el movimiento por los derechos civiles, no hay duda de que se trató del movimiento social más importante de la segunda mitad del siglo xx y que puso en cuestión lo que Estados Unidos significa como nación. Desde el punto de vista legal e institucional, su herencia más significativa son las leyes de los derechos civiles y los programas de acción afirmativa, que acabaron con la base legal de la segregación racial y la exclusión política. Eso significó un indudable progreso: la. reacción de una clase media negra, una participación en puestos de elección popular sin precedentes y la apertura de grandes oportunidades educativas y de empleo para millones de personas. Desde el punto de vista social también dio lugar a una mayor tolerancia y a la armonía racial entre muchos grupos, incluso en el sur de los Estados Unidos.
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